jueves, 17 de junio de 2010

Investigaciones

Hola: Pueden poner aquí las investigaciones que realizaron los grupos.

3 comentarios:

  1. Tipos de narrador

    En toda narración hay una voz que narra y que no debe ser confundida con el autor. El autor es la persona real que produce el texto narrativo. Por su parte, el narrador es la voz que relata la historia, que organiza sus diversos elementos; por lo tanto, es parte del relato y esta comprendido en el mensaje del autor. Así, un mismo autor puede construir diferentes narradores de una misma historia. Para reconocer el tipo de narrador de un texto se considera que rol ocupa en la historia y su grado de conocimiento de esta.

    >Según el rol que desempeña, el narrador puede ser personaje, si participa de los sucesos que relata, o externo, si esta al margen de los sucesos relatados. En el primer caso, se expresa en primera persona, con lo cual se genera un efecto de proximidad y subjetividad. En el segundo caso, lo hace en tercera persona, lo cual produce un efecto de distanciamiento y objetividad.

    >Según el conocimiento de la historia, el narrador es omnisciente cuando tiene un conocimiento total de los elementos de la historia, lo que piensa y siente cada personaje
    (“Cuando lo vio, Andrea sintió un tenue cosquilleo”); es protagonista si conoce solo lo que el mismo siente, piensa y actúa (“Lo vi llegar y no pude disimular”); y es testigo cuando presenta un conocimiento parcial de la historia, solo lo percibe mediante sus sentidos (“Andrea miraba a Sergio como hipnotizada”).

    Bibliografía:

    >Cano, Rauch. Lengua y literatura II. Buenos Aires, Tinta fresca, 2006.

    A su vez, esta información fue extraída de Contursi, Maria Eugenia y Ferro Fabiola autoras del libro La narración, usos y teorías, como también lo es lo que a continuación citare tras una búsqueda en Internet de las mimas autoras.

    (Vale destacar que María Eugenia Contursi y Fabiola Ferro son docentes de la Carrera de Comunicación de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires e investigadoras del Instituto de Lingüística y del CONICET. Son autoras de La praxis de la escritura (1994), Los géneros académicos (2000) y diversos artículos sobre mediaciones, sociología del lenguaje, normativa lingüística y análisis del discurso.)


    Autor, narrador, narratario, lector

    Existen dos aspectos que tradicionalmente se han considerado como específicos de la narración: la focalización y el narrador.
    Mieke Bal (1998) sostiene que cuando se presentan acontecimientos, siempre se lo hace desde un ángulo, desde un punto de vista, independientemente de que se trate de un discurso literario o histórico. Aunque se intente eliminar todo comentario, toda evaluación, en tanto la percepción es un proceso psicológico que depende grandemente de la posición del cuerpo perceptor, es imposible eliminar factores como el grado de familiaridad con el objeto percibido, el ángulo de caída de la luz, la distancia, la actitud psicológica hacia el objeto, etc. Así, el termino focalización designa la relación entre la percepción y lo que se percibe. El sujeto de la focalización es denominado focalizador. Un aspecto importante de este ultimo es que puede variar a lo largo de una narración, es decir, la focalización no tiene porque recaer permanentemente en el mismo agente. Cuando el focalizador es un personaje que participa de la fabula como actor, se dice que hay una focalización interna. En vez, se habla de focalización externa cuando un agente anónimo, situado fuera de la fabula, opera como focalizador.

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  2. El focalizador no debe ser confundido con el narrador. La misma autora plantea que existen tres estratos analíticos diferentes: el del actor, el del focalizador y el del narrador. En la medida en que esta distinción solo corresponde al análisis, es posible que en un texto se superpongan los tres. El narrador, en tanto sujeto lingüístico que se expresa en el texto, no es el autor biográfico, pero tampoco es necesariamente el focalizador, ya que bien puede dar cuenta de cómo los personajes han focalizado, percibido, determinadas acciones. Desde la perspectiva de Bal, en el momento en el que el narrador expresa que un personaje, por ejemplo, siente enojo frente a una situación, lo que hace es poner de manifiesto la focalización de ese personaje, y no la suya como narrador si bien también es posible que se superpongan diferentes focalizaciones).
    Otro aspecto a destacar en cuanto al narrador es la diferencia que existe entre el narrador personaje (el que habla de si mismo, el “yo” narrativo) y el narrador externo (el que habla de otros). Esta clasificación propuesta por Bal es una reformulación de la de narrador en primera persona y narrador en tercera persona. La autora explica que, en realidad, no existe tal distinción, porque en el momento en el que el narrador se nombra a si mismo, necesariamente debe usar el sistema de la deixis de la primera persona.
    Por ultimo, existen dos categorías más de narrador, la de testigo y la de omniscientes. Tradicionalmente, se ha llamado narrador omnisciente al que tiene un conocimiento global y pleno de la fabula, es decir, de la serie de acontecimientos lógica y cronológicamente relacionados que los autores causan o experimentan. En oposición, se ha denominado narrador testigo al que tiene solo un conocimiento parcial de la fabula. Bal no sostiene esta diferenciación, sino que solo se ocupa del narrador testigo, al que define como un narrador personaje que no es un actante de importancia desde el punto de vista de la acción. Así, en medida en la que el narrador personaje no se dedica solo a narrar, sino que también actúa, deja de ser un narrador testigo.
    Tiempo antes, Walter Benjamín se ocupo especialmente de la figura del narrador en un artículo muy difundido sobre la obra de Nicolai Leslov. Dice este autor que la experiencia del boca en boca es la fuente de la que han abrevado todos los narradores. Distingue dos grupos históricos de narradores, que constituyen un conjunto arcaico: el agricultor sedentario y el marino mercader. Ambos géneros han producido, de algún modo, sus propias ramas de narradores, aunque se trata solo de tipos básicos.
    La narración tiene siempre, explicita o implícitamente, una utilidad que puede ser una moral, una recomendación práctica, incluso puede consistir en un refrán o en una regla de vida. El narrador es el hombre que da un consejo a quien lo oye, y ese consejo no es tanto respuesta a un interrogante, como una propuesta ligada a la secuencia de una historia que se narra.

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  3. Si bien hoy en día el narrador ya no se identifica con el autor empírico de los textos narrativos, esta caracterización del mismo como consejero, que utiliza una narración para un propósito ultimo, permite entender que el narrador, en tanto estrategia discursiva, es el que asigna una coherencia global al discurso narrativo. Es decir, aunque haya digresiones, saltos temporales, etc.
    Hay un acuerdo por el cual se supone que todos esos recursos están al servicio del “consejo” que guía esa practica de narrar.
    Esta concepción nos lleva, por necesidad, a considerar la recepción de la narración como instancia importante. La eficacia de la narración no depende únicamente de la construcción de la figura del narrador sino que supone que el lector también cumple una función narrativa al aceptar los pactos que el narrador propone.
    Humberto Eco distingue cuatro dimensiones para comprender la dimensión discursiva de la narración: el autor empírico, el autor modelo (o narrador), el lector empírico y el lector modelo (o narratario).
    El autor modelo, que no es el autor empírico, consiste en una estrategia textual capaz de establecer correlaciones semánticas. Establece con el lector un pacto por el cual, con el término juego, se denotan los juegos conocidos. Pero esta voz de abstiene de definir el termino “juego”, invitando al lector a definirlo por si mismo, o a reconocer que no se puede definir satisfactoriamente como no sea en términos de “parecidos de familia”.
    Por su parte, el lector modelo de una historia, según este semiólogo italiano, no es el lector empírico. El lector empírico coincide con los sujetos del mundo empírico, cuando leen un texto. Se trata de un lector tipo que el texto no solo prevé como colaborador, sino que incluso intenta crear. Además, como en el caso del narrador o autor modelo, el lector modelo constituye un conjunto de instrucciones textuales, que se manifiestan en la superficie del texto, precisamente en forma de afirmaciones u otras señales.
    Autor empírico, autor modelo, lector modelo y lector empírico, constituyen categorías analíticas que permiten explicar, al menos en parte, la relación entre los sujetos y las narraciones.

    Bibliografía:
     Contursi, Ferro. La narración. Usos y teorías, Buenos aires, Norma, 2000.

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